10. El camino de la perfección
mām upetya punar janma
duḥkhālayam aśāśvatam
nāpnuvanti mahātmānaḥ
saṁsiddhiṁ paramāṁ gatāḥ
"Después de alcanzarme, las grandes almas, que son yogīs en devoción, nunca regresan a este mundo temporal, que está lleno de miserias, porque han alcanzado la perfección más elevada". (Bg. 8.15)
Este mundo material está certificado por su mismo creador, el Señor Supremo, como duḥkhālayam, que significa "el lugar de las miserias". Dado que este es el caso, ¿cómo podemos lograr que nos resulte cómodo mediante el llamado avance científico? Duḥkha significa "miseria" o "sufrimiento", y el verdadero sufrimiento es el nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte. Hemos dejado de lado estos problemas porque no podemos resolverlos; por eso los científicos se concentran en las bombas atómicas y las naves espaciales. ¿Por qué no pueden resolver estos importantes problemas que siempre nos hacen sufrir? Evidentemente no tienen el poder para hacerlo.
Pero en este verso, Śrī Kṛṣṇa da la solución: mām upetya punar janma [Bg. 8.15]. Es decir, "Si uno alcanza Mi plataforma, no volverá a este lugar de miseria". Desafortunadamente, en la modalidad de la ignorancia, la gente no puede comprender que se encuentra en una situación miserable. Los animales no pueden comprender sus miserables situaciones porque no tienen la razón. El hombre posee una razón mediante la cual puede entender esto, pero en esta época la gente está usando su poder de razonamiento para satisfacer sus propensiones animales. Se debe utilizar la razón para liberarse de esta condición miserable. Sin embargo, si nos ocupamos en la conciencia de Kṛṣṇa las veinticuatro horas del día sin desviarnos, iremos a Kṛṣṇa y no renaceremos en este mundo miserable. Mahātmānaḥ saṁsiddhiṁ paramāṁ gatāḥ: aquellas grandes almas que han alcanzado la perfección más elevada, la conciencia de Kṛṣṇa, quedan libres para siempre de la miseria. En este verso, la palabra mahātmā se refiere a un hombre consciente de Kṛṣṇa elegible para entrar en la morada de Kṛṣṇa. La palabra mahātmā no se refiere a un líder político como Mahatma Gandhi sino a una gran alma, un devoto puro de Kṛṣṇa.
Cuando Kṛṣṇa dice que el mahātmā entra en Su morada, se refiere a Su reino trascendental, Goloka Vṛndāvana. La Vṛndāvana de donde vengo se llama Bhauma Vṛndāvana, lo que significa que es la misma Vṛndāvana que descendió a esta tierra. Así como Kṛṣṇa descendió a esta tierra a través de Su propia potencia interna, de manera similar también desciende Su dhāma, Su morada. En otras palabras, cuando Kṛṣṇa desciende a esta tierra, se manifiesta en esa tierra en particular, Vṛndāvana, y, por lo tanto, esa tierra también es sagrada. Aparte de esto, Kṛṣṇa tiene Su propia morada en el cielo espiritual, y esto se llama Goloka Vṛndāvana.
El mahātmā se prepara en esta vida para entrar en esa morada trascendental. La forma de vida humana puede utilizar la naturaleza en su mejor interés. Los animales no pueden. Esas facilidades deben utilizarse para esforzarse por llegar a ser un mahātmā y poner fin al nacimiento en este mundo material, que se caracteriza por tres miserias. Las tres clases de miserias son las que pertenecen a la mente o al cuerpo, las perturbaciones naturales y las miserias causadas por otras entidades vivientes. Cualquiera que sea nuestra posición en este mundo material, siempre se nos inflige algún tipo de miseria. Śrī Kṛṣṇa dice con franqueza que no es posible evitar la miseria en este mundo material, porque este mundo está destinado a la miseria. A menos que haya miserias presentes, no podemos llegar a la conciencia de Kṛṣṇa. La miseria sirve como impulso para ayudarnos a elevarnos a la conciencia de Kṛṣṇa. Una persona inteligente comprende que, aunque no quiere la miseria, éstas le son infligidas por la fuerza. Nadie quiere la miseria, pero una persona debe ser lo suficientemente inteligente como para preguntarse: "¿Por qué me imponen estas miserias?" Desafortunadamente, en la civilización moderna, la gente trata de dejar de lado las miserias, pensando: "Oh, ¿por qué sufrir? Déjame cubrir mis miserias con algo de intoxicación". Sin embargo, las miserias de la vida no pueden resolverse mediante la intoxicación artificial. Tan pronto como termina la intoxicación, se regresa al mismo punto. Los sufrimientos de la existencia material sólo pueden resolverse mediante el proceso de conciencia de Kṛṣṇa. Si siempre permanecemos en conciencia de Kṛṣṇa, seremos transferidos al planeta de Kṛṣṇa al dejar este cuerpo material. A eso se le llama la perfección más elevada.
La gente puede preguntar: "Bueno, usted dice que entrar al planeta de Kṛṣṇa constituye la perfección más elevada, pero estamos interesados en ir a la Luna. ¿No es esto un tipo de perfección?". Bueno, el deseo de entrar en los planetas superiores siempre está presente en la mente humana. De hecho, otro nombre para la entidad viviente es sarva-gata, que significa que quiere viajar a todas partes. Ésa es la naturaleza de la entidad viviente. Los estadounidenses que tienen dinero suelen ir a la India, Europa o algún otro país porque no les gusta estancarse en un solo lugar. Esa es nuestra naturaleza, y por eso nos interesa ir a la luna o donde sea. Pero según Kṛṣṇa, incluso si alcanzamos los planetas superiores, todavía estamos sujetos a las miserias materiales.
ābrahma-bhuvanāl lokāḥ
punar āvartino 'rjuna
mām upetya tu kaunteya
punar janma na vidyate
"Desde el planeta más elevado del mundo material hasta el más bajo, todos son lugares de miseria en los que se repiten nacimientos y muertes. Pero aquel que alcanza Mi morada, oh hijo de Kuntī, nunca vuelve a nacer". (Bg. 8.16)
El universo está dividido en catorce sistemas planetarios (caturdaśa-bhuvana): siete inferiores y siete superiores. La tierra está situada en el medio. En este verso, Śrī Kṛṣṇa dice: ābrahma-bhuvanāl lokāḥ: Incluso si uno entra en el planeta más elevado, Brahmaloka, todavía hay nacimiento y muerte. Las palabras punar āvartinaḥ significan "regresar de nuevo" o "repetición del nacimiento y la muerte". Estamos cambiando de cuerpo igual que nos cambiamos de ropa, saliendo de un cuerpo y entrando en otro. Todos los planetas están llenos de entidades vivientes. No debemos pensar que sólo la tierra está habitada. Hay entidades vivientes en los planetas superiores y también en los planetas inferiores. Según nuestra experiencia, podemos ver que ningún lugar de la Tierra está vacío de entidades vivientes. Si excavamos en la tierra encontramos algunos gusanos, y si nos adentramos en el agua encontramos muchos seres acuáticos. El aire está lleno de pájaros y si analizamos el espacio exterior encontraremos muchas entidades vivientes. Es ilógico concluir que no hay entidades vivientes en los demás planetas. Al contrario, están llenos de entidades vivientes.
En cualquier caso, Kṛṣṇa dice que desde el planeta más elevado hasta el más bajo, hay una repetición del nacimiento y la muerte. Una vez más, como en el verso anterior, Él dice, mām upetya: "Si llegas a Mi planeta, no tienes que regresar a este miserable mundo material". Para enfatizar este punto, Śrī Kṛṣṇa repite que al llegar a Goloka Vṛndāvana, Su morada eterna, uno se libera del ciclo de nacimiento y muerte y alcanza la vida eterna. Es deber de la vida humana comprender estos problemas y alcanzar una vida eterna y dichosa llena de conocimiento. Lamentablemente, la gente de esta época ha olvidado el objetivo de la vida. ¿Por qué? Durāśayā ye bahir-artha-māninaḥ (SB 7.5.31). La gente ha quedado atrapada por el brillo material: por los rascacielos, las grandes fábricas y las actividades políticas. La gente no se para a pensar que por muy grande que sea el rascacielos, no se les permitirá vivir allí indefinidamente. Por lo tanto, no debemos desperdiciar nuestra energía construyendo grandes ciudades, sino que debemos emplearla para elevarnos al nivel de conciencia de Kṛṣṇa. La conciencia de Kṛṣṇa no es una fórmula religiosa ni una recreación espiritual, sino el factor más importante de nuestra vida.
La gente está interesada en alcanzar planetas superiores porque allí el disfrute es mil veces mayor y la duración de la vida mucho más larga.
sahasra-yuga-paryantam
ahar yad brahmaṇo viduḥ
rātriṁ yuga-sahasrāntāṁ
te 'ho-rātra-vido janāḥ
(Bg. 8.17)
La duración del universo material es limitada. Se manifiesta en ciclos de kalpas. Un kalpa es un día de Brahmā, y un día de Brahmā consta de mil ciclos de cuatro yugas o eras: Satya, Tretā, Dvāpara y Kali. El ciclo de Satya se caracteriza por la virtud, la sabiduría y la religión, no existiendo prácticamente ignorancia ni vicio, y el yuga dura 1.728.000 años. En Tretā-yuga se introduce el vicio, y este yuga dura 1.296.000 años. En Dvāpara-yuga hay una disminución aún mayor en la virtud y la religión, el vicio aumenta, y este yuga dura 864.000 años. Y finalmente, en Kali-yuga (el yuga que hemos estado experimentando durante los últimos 5.000 años), hay abundancia de conflictos, ignorancia, irreligión y vicio, siendo la verdadera virtud prácticamente inexistente, y este yuga dura 432.000 años. En Kali-yuga el vicio aumenta hasta tal punto que al terminar el yuga, el propio Señor Supremo aparece como Kalki-avatāra, vence a los demonios, salva a Sus devotos y comienza otro Satya-yuga. Luego el proceso se pone en marcha nuevamente. Estos cuatro yugas que giran mil veces componen un día de Brahmā, el dios creador, y el mismo número comprende una noche. Brahmā vive cien de esos "años" y luego muere. Estos "cien años" según los cálculos terrestres suman 31 billones y 40 millones de años terrestres. Según estos cálculos, la vida de Brahmā parece fantástica e interminable, pero desde el punto de vista de la eternidad, es tan breve como el relámpago. En el Océano Causal hay innumerables Brahmās que surgen y desaparecen como burbujas en el Atlántico. Brahmā y su creación son todos parte del universo material y, por lo tanto, están en constante cambio.
En el universo material, ni siquiera Brahmā está libre del proceso de nacimiento, vejez, enfermedad y muerte. Brahmā, sin embargo, está directamente ocupado en el servicio del Señor Supremo en la gestión de este universo; por lo tanto, alcanza inmediatamente la liberación. Los sannyāsīs elevados son promovidos al planeta particular de Brahmā, Brahmaloka, que es el planeta más elevado del universo material y que sobrevive a todos los planetas celestiales en los estratos superiores del sistema planetario, pero a su debido tiempo Brahmā y todos los habitantes de Brahmaloka están sujetos a la muerte. , según la ley de la naturaleza material. Entonces, incluso si vivimos millones y billones de años, tenemos que morir. La muerte no se puede evitar. En todo el universo se está llevando a cabo el proceso de creación y aniquilación, como se describe en el siguiente verso:
avyaktād vyaktayaḥ sarvāḥ
prabhavanty ahar-āgame
rātry-āgame pralīyante
tatraivāvyakta-saṁjñake
"Cuando el día de Brahmā se manifiesta, esta multitud de entidades vivientes surge, y al llegar la noche de Brahmā, todas ellas son aniquiladas". (Bg. 8.18)
A menos que vayamos al cielo espiritual, no podremos escapar de este proceso de nacimiento y muerte, creación y aniquilación. Cuando terminan los días de Brahmā, todos estos sistemas planetarios quedan cubiertos por agua, y cuando Brahmā resucita, tiene lugar la creación. La palabra ahar significa "durante el día", que son doce horas de la vida de Brahmā. Durante este tiempo se ven esta manifestación material, todos estos planetas, pero cuando llega la noche, todos están sumergidos en agua. Es decir, son aniquilados. La palabra rātry-āgame significa "al caer la noche". Durante este tiempo, todos estos planetas son invisibles porque están inundados de agua. Este flujo es la naturaleza del mundo material.
bhūta-grāmaḥ sa evāyaṁ
bhūtvā bhūtvā pralīyate
rātry-āgame 'vaśaḥ pārtha
prabhavaty ahar-āgame
"Una y otra vez llega el día, y esta hueste de seres está activa; y nuevamente cae la noche, oh Pārtha, y se disuelven impotentes". (Bg. 8.19) Aunque no queremos la devastación, la devastación es inevitable. Por la noche todo se inunda, y cuando llega el día, poco a poco las aguas van desapareciendo. Por ejemplo, en este planeta, la superficie está cubierta en tres cuartas partes de agua. Poco a poco la tierra va surgiendo y llegará el día en que ya no habrá agua sino simplemente tierra. Ése es el proceso de la naturaleza.
paras tasmāt tu bhāvo 'nyo
'vyakto 'vyaktāt sanātanaḥ
yaḥ sa sarveṣu bhūteṣu
naśyatsu na vinaśyati
"Sin embargo, hay otra naturaleza, que es eterna y trascendental a esta materia manifestada y no manifestada. Es suprema y nunca es aniquilada. Cuando todo en este mundo es aniquilado, esa parte permanece como está". (Bg. 8.20)
No podemos calcular la longitud y la anchura de este universo. Hay millones y millones de universos como este dentro de este mundo material, y por encima de este mundo material está el cielo espiritual, donde todos los planetas son eternos. La vida en esos planetas también es eterna. Esta manifestación material comprende sólo una cuarta parte de toda la creación. Ekāṁśena sthito jagat [Bg. 10.42]. Ekāṁśena significa "una cuarta parte". Tres cuartas partes de la creación están más allá de este cielo material, que está cubierto como una bola. Esta cobertura se extiende por millones y millones de kilómetros, y sólo después de atravesarla se puede entrar al cielo espiritual. Eso es cielo abierto, cielo eterno. En este verso se afirma: paras tasmāt tu bhāvo 'nyaḥ: [Bg. 8.20] "Sin embargo, hay otra naturaleza". La palabra bhāva significa otra "naturaleza". Sólo tenemos experiencia con esta naturaleza material, pero por el Bhagavad-gītā entendemos que hay una naturaleza espiritual que es trascendental y eterna. En realidad pertenecemos a esa naturaleza espiritual, porque somos espíritu, pero actualmente estamos cubiertos por este cuerpo material y, por lo tanto, somos una combinación de lo material y lo espiritual. Así como podemos entender que somos una combinación de ambas naturalezas, también debemos entender que existe un mundo espiritual más allá de este universo material. La naturaleza espiritual se llama superior y la naturaleza material se llama inferior, porque sin espíritu la materia no puede moverse.
Esto no puede entenderse mediante el conocimiento experimental. Podemos mirar millones y millones de estrellas a través de telescopios, pero no podemos acercarnos a lo que estamos viendo. De manera similar, nuestros sentidos son tan insuficientes que no podemos acercarnos a una comprensión de la naturaleza espiritual. Siendo incapaces, no debemos tratar de comprender a Dios y Su reino mediante conocimiento experimental. Más bien, tenemos que entender escuchando el Bhagavad-gītā. No hay otra manera. Si queremos saber quién es nuestro padre, simplemente tenemos que creerle a nuestra madre. No tenemos otra forma de saberlo excepto por ella. De manera similar, para entender quién es Dios y cuál es Su naturaleza, tenemos que aceptar la información que se da en el Bhagavad-gītā. No se trata de experimentar. Una vez que avancemos en conciencia de Kṛṣṇa, realizaremos a Dios y Su naturaleza. Podemos llegar a entender: "Sí, hay Dios y un reino espiritual, y tengo que ir allí. De hecho, debo prepararme para ir allí".
La palabra vyakta significa "manifiesto". Este universo material que estamos viendo (o viendo parcialmente) ante nosotros es manifiesto. Al menos por la noche podemos ver que las estrellas titilan y que hay innumerables planetas. Pero más allá de este vyakta hay otra naturaleza, llamada avyakta, que no se manifiesta. Ésa es la naturaleza espiritual, que es sanātana, eterna. Esta naturaleza material tiene un principio y un fin, pero esa naturaleza espiritual no tiene principio ni fin. Este cielo material está dentro de la cobertura del mahat-tattva, la materia. Este asunto es como una nube. Cuando hay tormenta, parece que todo el cielo está cubierto de nubes, pero en realidad sólo está cubierta una parte insignificante del cielo. Debido a que somos muy diminutos, si se recorren sólo unos pocos cientos de millas, parece que se cubre todo el cielo. Tan pronto como llega el viento y se lleva las nubes, podemos ver el cielo una vez más. Como las nubes, esta cobertura del mahat-tattva tiene un principio y un final. De manera similar, el cuerpo material, al ser parte de la naturaleza material, tiene un principio y un fin. El cuerpo nace, crece, permanece por algún tiempo, deja algunos subproductos, disminuye y luego desaparece. Cualquier manifestación material que veamos sufre estas seis transformaciones básicas. Todo lo que existe dentro de la naturaleza material, en última instancia, será vencido. Pero aquí Kṛṣṇa nos está diciendo que más allá de esta naturaleza material que se desvanece, parecida a una nube, hay una naturaleza superior, que es sanātana, eterna. Yaḥ sa sarveṣu bhūteṣu naśyatsu na vinaśyati. Cuando esta manifestación material es aniquilada, ese cielo espiritual permanece. Esto se llama avyakto 'vyaktāt.
En el Segundo Canto del Śrīmad-Bhāgavatam encontramos una descripción del cielo espiritual y de las personas que viven allí. También se analizan su naturaleza y características. De este Segundo Canto entendemos que hay aviones espirituales en el cielo espiritual, y que las entidades vivientes allí, todas liberadas, viajan como relámpagos en esos aviones por todo el cielo espiritual. Este mundo material es simplemente una imitación; Todo lo que vemos aquí es simplemente una sombra de lo que existe allí. El mundo material es como un cine, donde sólo vemos una imitación o una sombra de lo real que existe. Este mundo material es sólo una sombra. Como se afirma en el Śrīmad-Bhāgavatam (1.1.1), yatra tri-sargo 'mṛṣā: "Este mundo material ilusorio es una combinación de materia". En los escaparates vemos a menudo maniquíes, pero ninguna persona en su sano juicio cree que estos maniquíes sean reales. Puede ver que son imitaciones. De manera similar, cualquier cosa que veamos aquí puede ser hermosa, así como un maniquí puede ser hermoso, pero es simplemente una imitación de la belleza real que se encuentra en el mundo espiritual. Como dice Śrīdhara Svāmī, yat satyatayā mithya-sargo 'pi satyavat pratiyate: el mundo espiritual es real, y esta manifestación material irreal sólo parece ser real. Debemos comprender que la realidad nunca será vencida y que en esencia realidad significa eternidad. Por lo tanto, el placer material, que es temporal, no es actual; El verdadero placer existe en Kṛṣṇa. En consecuencia, aquellos que buscan la realidad no participan de este placer en la sombra.
Así, cuando todo lo que hay en el mundo material es aniquilado, esa naturaleza espiritual permanece eternamente, y el propósito de la vida humana es alcanzar ese cielo espiritual. Desafortunadamente, la gente no es consciente de la realidad del cielo espiritual. Según el Śrīmad-Bhāgavatam (7.5.31), na te viduḥ svārtha-gatiṁ hi viṣṇum: la gente no conoce sus propios intereses. No saben que la vida humana está destinada a comprender la realidad espiritual y prepararse para ser transferidos a esa realidad. Nadie puede permanecer aquí en este mundo material. Todas las Escrituras védicas nos instruyen de esta manera. Tamasi mā jyotir gama: "No permanezcas en esta oscuridad. Ve a la luz". Según el Capítulo Quince del Bhagavad-gītā (15.6),
na tad bhāsayate sūryo
na śaśāṅko na pāvakaḥ
yad gatvā na nivartante
tad dhāma paramaṁ mamá
"Esa morada Mía no está iluminada por el sol ni por la luna, ni por la electricidad. Quien llega a ella nunca regresa a este mundo material". Este mundo material es oscuro por naturaleza, y lo iluminamos artificialmente con luces eléctricas, fuego, etc. En cualquier caso, su naturaleza es oscura, pero la naturaleza espiritual está llena de luz. Cuando el sol está presente, no hay oscuridad; de manera similar, cada planeta en el cielo espiritual es autoluminoso. Por lo tanto no hay oscuridad, ni hay necesidad de sol, luna o electricidad. La palabra sūryo significa "sol", śaśāṅko significa "luna" y pāvakaḥ significa "fuego" o "electricidad". Así que estos no son necesarios en el cielo espiritual para la iluminación. Y nuevamente, Kṛṣṇa dice aquí, yad gatvā na nivartante tad dhāma paramaṁ mama: "Esa es Mi morada suprema, y quien la alcanza nunca regresa a este mundo material". Esto se afirma en todo el Bhagavad-gītā. Nuevamente, en este Capítulo Octavo (Bg. 8.21),
avyakto 'kṣara ity uktas
tam āhuḥ paramāṁ gatim
yaṁ prāpya na nivartante
tad dhāma paramaṁ mamá
"Esa morada suprema se llama no manifestada e infalible, y es el destino supremo. Cuando uno va allí, nunca regresa. Esa es Mi morada suprema". Nuevamente se utiliza la palabra avyakta, que significa "no manifiesto". La palabra akṣara significa "aquello que nunca es aniquilado" o "aquello que es infalible". Esto significa que como la morada suprema es eterna, no está sujeta a las seis transformaciones mencionadas anteriormente.
Debido a que actualmente estamos cubiertos por el manto de los sentidos materiales, no podemos ver el mundo espiritual, y la naturaleza espiritual es inconcebible para nosotros. Sin embargo, podemos sentir que hay algo espiritual presente. Incluso un hombre completamente ignorante de la naturaleza espiritual puede de alguna manera sentir su presencia. Basta analizar su cuerpo en silencio: "¿Qué soy? ¿Soy este dedo? ¿Soy este cuerpo? ¿Soy este cabello? No, no soy esto ni aquello. Soy algo más que este cuerpo. Soy algo más allá de este cuerpo. ¿Qué es eso? Eso es lo espiritual". De esta manera, podemos sentir o intuir la presencia de la espiritualidad dentro de esta materia. Podemos sentir la ausencia de espíritu cuando un cuerpo está muerto. Si somos testigos de la muerte de alguien, podemos sentir que algo está saliendo del cuerpo. Aunque no tengamos ojos para verlo, ese algo es espíritu. Su presencia en el cuerpo se explica desde el principio del Bhagavad-gītā (2.17):
avināśi tu tad viddhi
yena sarvam idaṁ tatam
vināśam avyayasyāsya
na kaścit kartum arhati
"Sabed que lo que impregna todo el cuerpo es indestructible. Nadie puede destruir el alma imperecedera".
La existencia espiritual es eterna, mientras que el cuerpo no lo es. Se dice que la atmósfera espiritual es avyakta, no manifiesta. ¿Cómo, entonces, puede manifestarse para nosotros? Hacer manifiesto lo no manifestado es este mismo proceso de conciencia de Kṛṣṇa. Según Padma Purāṇa,
ataḥ śrī-kṛṣṇa-nāmādi
na bhaved grāhyam indriyaiḥ
sevonmukhe hola jihvādau
svayam eva sphuraty adaḥ
[CC. Madhya 17.136]
"Nadie puede entender a Kṛṣṇa tal como es mediante los embotados sentidos materiales. Pero Él se revela a los devotos, complacido con ellos por el trascendental y amoroso servicio que le prestan". En este verso, la palabra indriyaiḥ significa "los sentidos". Tenemos cinco sentidos para adquirir conocimientos (ojos, oídos, nariz, lengua y piel) y cinco sentidos para trabajar (voz, manos, piernas, genitales y ano). Estos diez sentidos están bajo el control de la mente. En este verso se afirma que con estos sentidos materiales embotados, no podemos entender el nombre, la forma y demás de Kṛṣṇa. ¿Por qué es esto? Kṛṣṇa es completamente espiritual y también es absoluto. Por lo tanto, Su nombre, forma, cualidades y parafernalia también son espirituales. Debido al condicionamiento material o al cautiverio material, actualmente no podemos entender lo que es espiritual, pero esa ignorancia puede eliminarse cantando Hare Kṛṣṇa. Si una persona está durmiendo, la vibración del sonido puede despertarla. Puedes llamarlo: "¡Vamos, es hora de levantarse!" Aunque la persona está inconsciente, el oído es tan prominente que incluso una persona dormida puede despertarse con la vibración del sonido. De manera similar, dominada por este condicionamiento material, nuestra conciencia espiritual está actualmente dormida, pero puede ser revivida por esta vibración trascendental de Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare / Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare. Como se dijo antes, Hare se refiere a la energía del Señor, y Kṛṣṇa y Rāma se refieren al Señor mismo. Por lo tanto, cuando cantamos Hare Kṛṣṇa, oramos: "Oh Señor, ¡oh energía del Señor!, por favor acéptame". No tenemos otra oración que "Por favor, acéptame". El Señor Caitanya Mahāprabhu nos enseñó que simplemente debemos llorar y orar para que el Señor nos acepte. Como oró el propio Caitanya Mahāprabhu,
ayi nanda-tanuja kiṅkaraṁ
patitaṁ māṁ viṣame bhavāmbudhau
kṛpayā tava pāda-paṅkaja-
sthita-dhūlī-sadṛśaṁ vicintaya
[CC. Antya 20.32, Śikṣāṣṭaka 5]
"Oh Kṛṣṇa, hijo de Nanda, de una forma u otra he caído en este océano de nesciencia e ignorancia. Por favor, levántame y colócame como uno de los átomos a Tus pies de loto". Si un hombre ha caído al océano, su única esperanza de supervivencia es que alguien venga a recogerlo. Sólo hay que levantarlo unos centímetros por encima del agua para sentir un alivio inmediato. De manera similar, tan pronto como tomamos conciencia de Kṛṣṇa, nos elevamos y sentimos un alivio inmediato.
No podemos dudar de que lo trascendental está ahí. El Bhagavad-gītā lo habla la propia Suprema Personalidad de Dios; por lo tanto, no debemos dudar de Su palabra. El único problema es sentir y comprender lo que Él nos está diciendo. Esa comprensión debe desarrollarse gradualmente, y ese conocimiento se revelará mediante el canto de Hare Kṛṣṇa. Mediante este sencillo proceso, podemos llegar a comprender el reino espiritual, el yo, el mundo material, Dios, la naturaleza de nuestro condicionamiento, la liberación de las ataduras materiales y todo lo demás. Esto se llama ceto-darpaṇa-mārjanam [Cc. Antya 20.12], limpiando el espejo polvoriento de la mente impura.
Cualquiera sea el caso, debemos tener fe en la palabra de Kṛṣṇa. Cuando compramos un boleto en Pan American o Air India, tenemos fe en que esa compañía nos llevará a nuestro destino. La fe se crea porque la empresa está autorizada. Nuestra fe no debe ser ciega; por lo tanto debemos aceptar lo que se reconoce. El Bhagavad-gītā ha sido reconocido como escritura autorizada en la India durante miles de años, e incluso fuera de la India hay muchos eruditos, religiosos y filósofos que han aceptado el Bhagavad-gītā como autoridad. Se dice que incluso un gran científico como Albert Einstein leía el Bhagavad-gītā con regularidad. Así que no debemos dudar de la autenticidad del Bhagavad-gītā.
Por lo tanto, cuando el Señor Kṛṣṇa dice que existe una morada suprema y que podemos ir allí, debemos tener fe en que esa morada existe. Muchos filósofos piensan que la morada espiritual es impersonal o vacía. Los impersonalistas como los Śaṅkaritas y los budistas generalmente hablan de la nada, pero el Bhagavad-gītā no nos decepciona en este sentido. La filosofía del vacuismo simplemente ha creado el ateísmo, porque es la naturaleza de la entidad viviente querer disfrute. Tan pronto como piense que su futuro está vacío, intentará disfrutar de la variedad de esta vida material. Así, el impersonalismo conduce a discusiones filosóficas de salón y al apego al disfrute material. Podemos disfrutar especulando, pero no se puede derivar ningún beneficio espiritual real de tal especulación.
Bhaktiḥ pareśānubhavo viraktir anyatra ca (SB 11.2.42). Una vez que hayamos desarrollado el espíritu devocional, inmediatamente nos desapegaremos de toda clase de disfrute material. Tan pronto como un hombre hambriento come, siente satisfacción inmediata y dice: "No, no quiero más. Estoy satisfecho". Esta satisfacción es una característica del hombre consciente de Kṛṣṇa.
brahma-bhūtaḥ prasannātmā
na śocati na kāṅkṣati
samaḥ sarveṣu bhūteṣu
mad-bhaktiṁ labhate parām
"Quien está así situado trascendentalmente realiza de inmediato al Brahman Supremo. Nunca se lamenta ni desea tener nada; está igualmente dispuesto hacia toda entidad viviente. En ese estado obtiene servicio devocional puro hacia Mí". (Bg. 18.54)
Tan pronto como uno alcanza la realización espiritual, siente plena satisfacción y ya no anhela el vacilante disfrute material. Como se afirma en el Segundo Capítulo del Bhagavad-gītā (2.59),
viṣayā vinivartante
nirāhārasya dehinaḥ
rasa-varjaṁ raso 'py asya
paraṁ dṛṣṭvā nivartate
"El alma encarnada puede verse restringida del disfrute de los sentidos, aunque el gusto por los objetos de los sentidos permanece. Pero, al cesar tales ocupaciones al experimentar un gusto superior, queda fijada en la conciencia". Un médico puede decirle a un hombre enfermo: "No comas esto. No comas aquello. No tengas relaciones sexuales. No lo hagas. No lo hagas". De esta manera, un hombre enfermo se ve obligado a aceptar tantas cosas que no se deben hacer, pero por dentro piensa: "Oh, si pudiera conseguir estas cosas, seré feliz". Los deseos quedan dentro. Sin embargo, cuando uno está establecido en la conciencia de Kṛṣṇa, es tan fuerte por dentro que no experimenta el deseo. Aunque no es impotente, no quiere sexo. Puede casarse tres veces, pero aun así estar desapegado. Paraṁ dṛṣṭvā nivartate. Cuando se adquiere algo superior, uno naturalmente renuncia a todas las cosas inferiores. Lo que es superior es la Suprema Personalidad de Dios, y el ateísmo y el impersonalismo no pueden darnos eso. Sólo se alcanza mediante una devoción pura.
puruṣaḥ sa paraḥ pārtha
bhaktyā labhyas tv ananyaya
yasyāntaḥ-sthāni bhūtāni
yena sarvam idaṁ tatam
"La Suprema Personalidad de Dios, que es más grande que todo, se alcanza mediante la devoción pura. Aunque está presente en Su morada, es omnipresente y todo está situado dentro de Él". (Bg. 8.22) Las palabras puruṣaḥ sa paraḥ indican la persona suprema que es más grande que todos los demás. No se trata de una persona vacía, sino de una persona que tiene todas las características de una personalidad en su totalidad. Así como hablamos cara a cara, cuando lleguemos a la morada suprema podremos hablar con Dios cara a cara. Podemos jugar con Él, comer con Él y todo lo demás. Este estado no se adquiere mediante la especulación mental sino mediante el servicio amoroso trascendental (bhaktyā labhyaḥ). Las palabras tv ananyayā indican que este bhakti debe realizarse sin adulteración. Debe ser puro.
Aunque la Personalidad Suprema es una persona y está presente en Su morada en el cielo espiritual, está tan extendido que todo está dentro de Él. Él está tanto dentro como fuera. Aunque Dios está en todas partes, todavía tiene Su reino, Su morada. El sol puede impregnar el universo con su luz solar, pero el sol mismo es una entidad separada.
En Su morada suprema, el Señor Supremo no tiene rival. Dondequiera que estemos, encontramos una personalidad predominante. En Estados Unidos, la personalidad predominante es el presidente. Sin embargo, cuando lleguen las próximas elecciones, el Presidente tendrá muchos rivales, pero en el cielo espiritual el Señor Supremo no tiene rival. Aquellos que quieren llegar a ser rivales son colocados en este mundo material, bajo las condiciones de la naturaleza material. En el cielo espiritual no hay rivalidad y todos los habitantes del mismo son almas liberadas. Del Śrīmad-Bhāgavatam recibimos información de que sus rasgos corporales se parecen a los de dioses. En algunos de los planetas espirituales, Dios manifiesta una forma de dos brazos, y en otros manifiesta una forma de cuatro brazos. Las entidades vivientes de esos planetas tienen características correspondientes, y no se puede distinguir quién es Dios y quién no. Esto se llama liberación sārūpya-mukti, en la que uno tiene los mismos rasgos que el Señor. Hay cinco tipos de liberación: sāyujya, sārūpya, sālokya, sārṣṭi y sāmīpya. Sāyujya-mukti significa fundirse en la refulgencia impersonal de Dios, el brahma-jyoti. Hemos discutido esto y hemos concluido que el intento de fusionarse y perder la individualidad no es deseable y es muy arriesgado. Sārūpya-mukti significa alcanzar un cuerpo exactamente igual al de Dios. Sālokya-mukti significa vivir en el mismo planeta que Dios. Sārṣṭi-mukti significa tener la opulencia de Dios. Por ejemplo, Dios es muy poderoso y nosotros podemos llegar a ser poderosos como Él. Eso se llama sārṣṭi. Sāmīpya-mukti significa permanecer siempre con Dios como uno de Sus asociados. Por ejemplo, Arjuna siempre está con Kṛṣṇa como Su amigo, y esto se llama sāmīpya-mukti. Podemos alcanzar cualquiera de estos cinco tipos de liberación, pero de esos cinco, la filosofía vaiṣṇava rechaza la fusión de sāyujya-mukti con el brahma-jyoti. Según la filosofía vaiṣṇava, adoramos a Dios tal como Él es y conservamos nuestra identidad separada eternamente para poder servirle. Según la filosofía māyāvāda, el impersonalismo, uno intenta perder su identidad individual y fundirse en la existencia del Supremo. Sin embargo, eso es una política suicida y Kṛṣṇa no lo recomienda en el Bhagavad-gītā.
Esto también fue rechazado por el Señor Caitanya Mahāprabhu, quien propugnaba la adoración en separación. Como se dijo antes, el devoto puro ni siquiera quiere la liberación; simplemente pide seguir siendo devoto de Kṛṣṇa nacimiento tras nacimiento. Ésta es la oración del Señor Caitanya Mahāprabhu, y las palabras "nacimiento tras nacimiento" indican que no hay liberación. Esto significa que al devoto no le importa si está liberado o no. Él simplemente quiere ocuparse en el proceso de conciencia de Kṛṣṇa, servir al Señor Supremo. Querer siempre participar en el amoroso servicio trascendental de Dios es síntoma de devoción pura. Por supuesto, dondequiera que esté un devoto, permanece en el reino espiritual, aunque esté en el cuerpo material. Por su parte, no exige ninguno de los cinco tipos de liberación, ni nada por su superioridad o comodidad personal. Pero para asociarnos con Dios en los planetas espirituales, uno debe volverse Su devoto puro.
Para aquellos que no son devotos puros, el Señor Kṛṣṇa explica en qué momentos se debe abandonar el cuerpo para alcanzar la liberación.
yatra kāle tv anāvṛttim
āvṛttiṁ caiva yoginaḥ
Prayātā yānti taṁ kālaṁ
vakṣyāmi bharatarṣabha
"Oh, el mejor de los Bhāratas, ahora te explicaré los diferentes momentos en los que, al dejar este mundo, uno regresa o no". (Bg. 8.23) En la India, a diferencia de Occidente, es común que los astrólogos hagan cálculos minuciosos de la situación astronómica en el momento del nacimiento. De hecho, el horóscopo de una persona se lee no sólo cuando nace sino también cuando muere, para determinar cuál será su situación en la próxima vida. Todo esto se puede determinar mediante cálculos astrológicos. En este verso, el Señor Kṛṣṇa acepta esos principios astrológicos, confirmando que si uno deja su cuerpo en un momento determinado, puede alcanzar la liberación. Si uno muere en un momento, puede ser liberado, o si muere en otro momento, puede que tenga que regresar al mundo material. Todo es una cuestión de "azar", pero esa oportunidad de una manera u otra es la que uno tiene. Para el devoto, sin embargo, no es cuestión de azar. Cualquiera que sea la situación astrológica, al devoto consciente de Kṛṣṇa se le garantiza la liberación. Para otros, existen posibilidades de que, si abandonan su cuerpo en un momento determinado, alcancen la liberación y entren en el reino espiritual, o renazcan.
agnir jyotir ahaḥ śuklaḥ
ṣaṇ-māsā uttarāyaṇam
tatra Prayātā gacchanti
brahma brahma-vido janāḥ
"Aquellos que conocen al Supremo Brahman fallecen del mundo durante la influencia del dios ardiente, en la luz, en un momento auspicioso, durante la quincena de la luna y los seis meses en que el sol viaja por el norte". (Bg. 8.24) Como todos sabemos, los movimientos del sol son diferentes: seis meses está al norte del ecuador y seis meses está al sur. Según los cálculos védicos, el Sol también se mueve, y en el Śrīmad-Bhāgavatam se nos informa que está situado en el centro del universo. Así como todos los planetas se mueven, el sol también se mueve a una velocidad calculada en dieciséis mil millas por segundo. Si una persona muere cuando el sol está en el hemisferio norte, puede alcanzar la liberación. Ése no es sólo el veredicto del Bhagavad-gītā, sino también de otras Escrituras.
dhūmo rātris tathā kṛṣṇaḥ
ṣaṇ-māsā dakṣiṇāyanam
tatra cāndramasaṁ jyotir
yogī prāpya nivartate
"El místico que desaparece de este mundo durante el humo, la noche, la quincena sin luna, o en los seis meses en que el sol pasa hacia el sur, o que llega al planeta luna, vuelve nuevamente." (Bg. 8.25) Nadie puede decir cuándo va a morir, y en ese sentido el momento de la muerte es accidental. Sin embargo, para un devoto consciente de Kṛṣṇa, no se trata de "accidentes".
śukla-kṛṣṇe gatī hy ete
jagataḥ śāśvate compañero
ekayā yāty anāvṛttim
anyayāvartate punaḥ
"Según los Vedas, hay dos maneras de salir de este mundo: una en la luz y otra en la oscuridad. Cuando uno pasa en la luz, no regresa; pero cuando uno pasa en la oscuridad, regresa". (Bg. 8.26) Ācārya Baladeva Vidyābhūṣaṇa cita la misma descripción de la partida y el regreso del Chāndogya Upaniṣad. De esa manera, aquellos que son trabajadores fruitivos y especuladores filosóficos desde tiempos inmemoriales van y vienen constantemente. En realidad, ellos no alcanzan la salvación suprema, porque no se entregan a Kṛṣṇa.
naite sṛtī partha jānan
yogī muhyati kaścana
tasmāt sarveṣu kāleṣu
yoga-yukto bhavārjuna
"Los devotos que conocen estos dos senderos, oh Arjuna, nunca se desconciertan. Por lo tanto, mantente siempre fijo en la devoción". (Bg. 8.27) Aquí el Señor confirma que no hay "posibilidades" para quien practica bhakti-yoga. Su destino es seguro. No importa si muere cuando el sol está en el hemisferio norte o sur. Como ya hemos dicho, si uno piensa en Kṛṣṇa en el momento de la muerte, inmediatamente será trasladado a la morada de Kṛṣṇa. Por eso, Kṛṣṇa le dice a Arjuna que permanezca siempre en conciencia de Kṛṣṇa. Esto es posible mediante el canto de Hare Kṛṣṇa. Puesto que Kṛṣṇa y Su reino espiritual no son diferentes, al ser absolutos, Kṛṣṇa y Su vibración sonora son lo mismo. Simplemente con hacer vibrar el nombre de Kṛṣṇa podemos disfrutar de la asociación con Kṛṣṇa. Si caminamos por la calle cantando Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa también irá con nosotros. Si caminamos por la calle y miramos al cielo, es posible que veamos que el sol o la luna nos acompañan. Recuerdo que hace unos cincuenta años, cuando yo era cabeza de familia, mi segundo hijo, que en ese momento tenía unos cuatro años, caminaba conmigo por la calle y de repente me preguntó: "Padre, ¿por qué se pone la luna?". ¿con nosotros?"
Si un objeto material como la Luna tiene el poder de acompañarnos, seguramente podemos entender que el Señor Supremo, que es todopoderoso, siempre puede permanecer con nosotros. Siendo omnipotente, Él siempre puede hacernos compañía, siempre que nosotros también estemos calificados para hacerle compañía. Los devotos puros siempre están sumergidos en el pensamiento de Kṛṣṇa y siempre recuerdan que Kṛṣṇa está con ellos. El Señor Caitanya Mahāprabhu ha confirmado la naturaleza absoluta de Kṛṣṇa en Su Śikṣāṣṭaka (verso 2):
nāmnām akāri bahudhā nija-sarva-śaktis
tatrārpitā niyamitaḥ smaraṇe na kālaḥ
etādṛśī tava kṛpā bhagavan mamapi
durdaivam īdṛśam ihājani nānurāgaḥ
"Mi Señor, oh Suprema Personalidad de Dios, en Tu santo nombre está toda la buena fortuna para la entidad viviente, y por eso tienes muchos nombres, tales como Kṛṣṇa y Govinda, mediante los cuales Te expandes. Has invertido todas Tus potencias en Esos nombres, y no existen reglas estrictas para recordarlos. Mi querido Señor, aunque Tú otorgas tanta misericordia a las almas caídas y condicionadas al enseñar liberalmente Tus santos nombres, soy tan desafortunado que cometo ofensas mientras canto los santo nombre y, por lo tanto, no logro apegarme al canto".
Podemos hacer el esfuerzo de gastar una gran cantidad de dinero e intentar construir o establecer un templo para Kṛṣṇa, pero si lo hacemos debemos observar muchas reglas y regulaciones y velar adecuadamente por la administración del templo. Pero aquí se confirma que simplemente por cantar, cualquier hombre puede tener el beneficio de estar en compañía de Kṛṣṇa. Así como Arjuna obtiene beneficios al estar en el mismo carro con el Señor Śrī Kṛṣṇa, nosotros también podemos beneficiarnos al asociarnos con Kṛṣṇa mediante el canto de Sus santos nombres: Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare / Hare. Rāma, Hare Rāma , Rāma Rāma, Hare Hare. Este mahā-mantra no es mi invención personal, sino que está autorizado por el Señor Caitanya Mahāprabhu, a quien se considera no sólo una autoridad sino también la encarnación del propio Señor Śrī Kṛṣṇa. Fue el Señor Caitanya Mahāprabhu quien dijo: "Oh Señor, Tú eres tan bondadoso con la gente de este mundo material que Te expandes en Tu santo nombre para que puedan asociarse contigo".
Aunque el mahā-mantra está en idioma sánscrito y muchas personas desconocen su significado, sigue siendo tan atractivo que la gente participa cuando se canta en público. Cuando cantamos el mahā-mantra, estamos completamente seguros, incluso en esta posición tan peligrosa. Siempre debemos ser conscientes de que en este mundo material siempre estamos en una posición peligrosa. El Śrīmad-Bhāgavatam confirma: padaṁ padaṁ yad vipadāṁ na teṣām [SB 10.14.58]. En este mundo, hay peligro a cada paso. Sin embargo, los devotos del Señor no deben permanecer en este lugar miserable y peligroso. Por lo tanto, mientras estemos en esta forma humana, debemos tener cuidado de avanzar en la conciencia de Kṛṣṇa. Entonces nuestra felicidad estará asegurada.
mām upetya punar janma
duḥkhālayam aśāśvatam
nāpnuvanti mahātmānaḥ
saṁsiddhiṁ paramāṁ gatāḥ
"Después de alcanzarme, las grandes almas, que son yogīs en devoción, nunca regresan a este mundo temporal, que está lleno de miserias, porque han alcanzado la perfección más elevada". (Bg. 8.15)
Este mundo material está certificado por su mismo creador, el Señor Supremo, como duḥkhālayam, que significa "el lugar de las miserias". Dado que este es el caso, ¿cómo podemos lograr que nos resulte cómodo mediante el llamado avance científico? Duḥkha significa "miseria" o "sufrimiento", y el verdadero sufrimiento es el nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte. Hemos dejado de lado estos problemas porque no podemos resolverlos; por eso los científicos se concentran en las bombas atómicas y las naves espaciales. ¿Por qué no pueden resolver estos importantes problemas que siempre nos hacen sufrir? Evidentemente no tienen el poder para hacerlo.
Pero en este verso, Śrī Kṛṣṇa da la solución: mām upetya punar janma [Bg. 8.15]. Es decir, "Si uno alcanza Mi plataforma, no volverá a este lugar de miseria". Desafortunadamente, en la modalidad de la ignorancia, la gente no puede comprender que se encuentra en una situación miserable. Los animales no pueden comprender sus miserables situaciones porque no tienen la razón. El hombre posee una razón mediante la cual puede entender esto, pero en esta época la gente está usando su poder de razonamiento para satisfacer sus propensiones animales. Se debe utilizar la razón para liberarse de esta condición miserable. Sin embargo, si nos ocupamos en la conciencia de Kṛṣṇa las veinticuatro horas del día sin desviarnos, iremos a Kṛṣṇa y no renaceremos en este mundo miserable. Mahātmānaḥ saṁsiddhiṁ paramāṁ gatāḥ: aquellas grandes almas que han alcanzado la perfección más elevada, la conciencia de Kṛṣṇa, quedan libres para siempre de la miseria. En este verso, la palabra mahātmā se refiere a un hombre consciente de Kṛṣṇa elegible para entrar en la morada de Kṛṣṇa. La palabra mahātmā no se refiere a un líder político como Mahatma Gandhi sino a una gran alma, un devoto puro de Kṛṣṇa.
Cuando Kṛṣṇa dice que el mahātmā entra en Su morada, se refiere a Su reino trascendental, Goloka Vṛndāvana. La Vṛndāvana de donde vengo se llama Bhauma Vṛndāvana, lo que significa que es la misma Vṛndāvana que descendió a esta tierra. Así como Kṛṣṇa descendió a esta tierra a través de Su propia potencia interna, de manera similar también desciende Su dhāma, Su morada. En otras palabras, cuando Kṛṣṇa desciende a esta tierra, se manifiesta en esa tierra en particular, Vṛndāvana, y, por lo tanto, esa tierra también es sagrada. Aparte de esto, Kṛṣṇa tiene Su propia morada en el cielo espiritual, y esto se llama Goloka Vṛndāvana.
El mahātmā se prepara en esta vida para entrar en esa morada trascendental. La forma de vida humana puede utilizar la naturaleza en su mejor interés. Los animales no pueden. Esas facilidades deben utilizarse para esforzarse por llegar a ser un mahātmā y poner fin al nacimiento en este mundo material, que se caracteriza por tres miserias. Las tres clases de miserias son las que pertenecen a la mente o al cuerpo, las perturbaciones naturales y las miserias causadas por otras entidades vivientes. Cualquiera que sea nuestra posición en este mundo material, siempre se nos inflige algún tipo de miseria. Śrī Kṛṣṇa dice con franqueza que no es posible evitar la miseria en este mundo material, porque este mundo está destinado a la miseria. A menos que haya miserias presentes, no podemos llegar a la conciencia de Kṛṣṇa. La miseria sirve como impulso para ayudarnos a elevarnos a la conciencia de Kṛṣṇa. Una persona inteligente comprende que, aunque no quiere la miseria, éstas le son infligidas por la fuerza. Nadie quiere la miseria, pero una persona debe ser lo suficientemente inteligente como para preguntarse: "¿Por qué me imponen estas miserias?" Desafortunadamente, en la civilización moderna, la gente trata de dejar de lado las miserias, pensando: "Oh, ¿por qué sufrir? Déjame cubrir mis miserias con algo de intoxicación". Sin embargo, las miserias de la vida no pueden resolverse mediante la intoxicación artificial. Tan pronto como termina la intoxicación, se regresa al mismo punto. Los sufrimientos de la existencia material sólo pueden resolverse mediante el proceso de conciencia de Kṛṣṇa. Si siempre permanecemos en conciencia de Kṛṣṇa, seremos transferidos al planeta de Kṛṣṇa al dejar este cuerpo material. A eso se le llama la perfección más elevada.
La gente puede preguntar: "Bueno, usted dice que entrar al planeta de Kṛṣṇa constituye la perfección más elevada, pero estamos interesados en ir a la Luna. ¿No es esto un tipo de perfección?". Bueno, el deseo de entrar en los planetas superiores siempre está presente en la mente humana. De hecho, otro nombre para la entidad viviente es sarva-gata, que significa que quiere viajar a todas partes. Ésa es la naturaleza de la entidad viviente. Los estadounidenses que tienen dinero suelen ir a la India, Europa o algún otro país porque no les gusta estancarse en un solo lugar. Esa es nuestra naturaleza, y por eso nos interesa ir a la luna o donde sea. Pero según Kṛṣṇa, incluso si alcanzamos los planetas superiores, todavía estamos sujetos a las miserias materiales.
ābrahma-bhuvanāl lokāḥ
punar āvartino 'rjuna
mām upetya tu kaunteya
punar janma na vidyate
"Desde el planeta más elevado del mundo material hasta el más bajo, todos son lugares de miseria en los que se repiten nacimientos y muertes. Pero aquel que alcanza Mi morada, oh hijo de Kuntī, nunca vuelve a nacer". (Bg. 8.16)
El universo está dividido en catorce sistemas planetarios (caturdaśa-bhuvana): siete inferiores y siete superiores. La tierra está situada en el medio. En este verso, Śrī Kṛṣṇa dice: ābrahma-bhuvanāl lokāḥ: Incluso si uno entra en el planeta más elevado, Brahmaloka, todavía hay nacimiento y muerte. Las palabras punar āvartinaḥ significan "regresar de nuevo" o "repetición del nacimiento y la muerte". Estamos cambiando de cuerpo igual que nos cambiamos de ropa, saliendo de un cuerpo y entrando en otro. Todos los planetas están llenos de entidades vivientes. No debemos pensar que sólo la tierra está habitada. Hay entidades vivientes en los planetas superiores y también en los planetas inferiores. Según nuestra experiencia, podemos ver que ningún lugar de la Tierra está vacío de entidades vivientes. Si excavamos en la tierra encontramos algunos gusanos, y si nos adentramos en el agua encontramos muchos seres acuáticos. El aire está lleno de pájaros y si analizamos el espacio exterior encontraremos muchas entidades vivientes. Es ilógico concluir que no hay entidades vivientes en los demás planetas. Al contrario, están llenos de entidades vivientes.
En cualquier caso, Kṛṣṇa dice que desde el planeta más elevado hasta el más bajo, hay una repetición del nacimiento y la muerte. Una vez más, como en el verso anterior, Él dice, mām upetya: "Si llegas a Mi planeta, no tienes que regresar a este miserable mundo material". Para enfatizar este punto, Śrī Kṛṣṇa repite que al llegar a Goloka Vṛndāvana, Su morada eterna, uno se libera del ciclo de nacimiento y muerte y alcanza la vida eterna. Es deber de la vida humana comprender estos problemas y alcanzar una vida eterna y dichosa llena de conocimiento. Lamentablemente, la gente de esta época ha olvidado el objetivo de la vida. ¿Por qué? Durāśayā ye bahir-artha-māninaḥ (SB 7.5.31). La gente ha quedado atrapada por el brillo material: por los rascacielos, las grandes fábricas y las actividades políticas. La gente no se para a pensar que por muy grande que sea el rascacielos, no se les permitirá vivir allí indefinidamente. Por lo tanto, no debemos desperdiciar nuestra energía construyendo grandes ciudades, sino que debemos emplearla para elevarnos al nivel de conciencia de Kṛṣṇa. La conciencia de Kṛṣṇa no es una fórmula religiosa ni una recreación espiritual, sino el factor más importante de nuestra vida.
La gente está interesada en alcanzar planetas superiores porque allí el disfrute es mil veces mayor y la duración de la vida mucho más larga.
sahasra-yuga-paryantam
ahar yad brahmaṇo viduḥ
rātriṁ yuga-sahasrāntāṁ
te 'ho-rātra-vido janāḥ
(Bg. 8.17)
La duración del universo material es limitada. Se manifiesta en ciclos de kalpas. Un kalpa es un día de Brahmā, y un día de Brahmā consta de mil ciclos de cuatro yugas o eras: Satya, Tretā, Dvāpara y Kali. El ciclo de Satya se caracteriza por la virtud, la sabiduría y la religión, no existiendo prácticamente ignorancia ni vicio, y el yuga dura 1.728.000 años. En Tretā-yuga se introduce el vicio, y este yuga dura 1.296.000 años. En Dvāpara-yuga hay una disminución aún mayor en la virtud y la religión, el vicio aumenta, y este yuga dura 864.000 años. Y finalmente, en Kali-yuga (el yuga que hemos estado experimentando durante los últimos 5.000 años), hay abundancia de conflictos, ignorancia, irreligión y vicio, siendo la verdadera virtud prácticamente inexistente, y este yuga dura 432.000 años. En Kali-yuga el vicio aumenta hasta tal punto que al terminar el yuga, el propio Señor Supremo aparece como Kalki-avatāra, vence a los demonios, salva a Sus devotos y comienza otro Satya-yuga. Luego el proceso se pone en marcha nuevamente. Estos cuatro yugas que giran mil veces componen un día de Brahmā, el dios creador, y el mismo número comprende una noche. Brahmā vive cien de esos "años" y luego muere. Estos "cien años" según los cálculos terrestres suman 31 billones y 40 millones de años terrestres. Según estos cálculos, la vida de Brahmā parece fantástica e interminable, pero desde el punto de vista de la eternidad, es tan breve como el relámpago. En el Océano Causal hay innumerables Brahmās que surgen y desaparecen como burbujas en el Atlántico. Brahmā y su creación son todos parte del universo material y, por lo tanto, están en constante cambio.
En el universo material, ni siquiera Brahmā está libre del proceso de nacimiento, vejez, enfermedad y muerte. Brahmā, sin embargo, está directamente ocupado en el servicio del Señor Supremo en la gestión de este universo; por lo tanto, alcanza inmediatamente la liberación. Los sannyāsīs elevados son promovidos al planeta particular de Brahmā, Brahmaloka, que es el planeta más elevado del universo material y que sobrevive a todos los planetas celestiales en los estratos superiores del sistema planetario, pero a su debido tiempo Brahmā y todos los habitantes de Brahmaloka están sujetos a la muerte. , según la ley de la naturaleza material. Entonces, incluso si vivimos millones y billones de años, tenemos que morir. La muerte no se puede evitar. En todo el universo se está llevando a cabo el proceso de creación y aniquilación, como se describe en el siguiente verso:
avyaktād vyaktayaḥ sarvāḥ
prabhavanty ahar-āgame
rātry-āgame pralīyante
tatraivāvyakta-saṁjñake
"Cuando el día de Brahmā se manifiesta, esta multitud de entidades vivientes surge, y al llegar la noche de Brahmā, todas ellas son aniquiladas". (Bg. 8.18)
A menos que vayamos al cielo espiritual, no podremos escapar de este proceso de nacimiento y muerte, creación y aniquilación. Cuando terminan los días de Brahmā, todos estos sistemas planetarios quedan cubiertos por agua, y cuando Brahmā resucita, tiene lugar la creación. La palabra ahar significa "durante el día", que son doce horas de la vida de Brahmā. Durante este tiempo se ven esta manifestación material, todos estos planetas, pero cuando llega la noche, todos están sumergidos en agua. Es decir, son aniquilados. La palabra rātry-āgame significa "al caer la noche". Durante este tiempo, todos estos planetas son invisibles porque están inundados de agua. Este flujo es la naturaleza del mundo material.
bhūta-grāmaḥ sa evāyaṁ
bhūtvā bhūtvā pralīyate
rātry-āgame 'vaśaḥ pārtha
prabhavaty ahar-āgame
"Una y otra vez llega el día, y esta hueste de seres está activa; y nuevamente cae la noche, oh Pārtha, y se disuelven impotentes". (Bg. 8.19) Aunque no queremos la devastación, la devastación es inevitable. Por la noche todo se inunda, y cuando llega el día, poco a poco las aguas van desapareciendo. Por ejemplo, en este planeta, la superficie está cubierta en tres cuartas partes de agua. Poco a poco la tierra va surgiendo y llegará el día en que ya no habrá agua sino simplemente tierra. Ése es el proceso de la naturaleza.
paras tasmāt tu bhāvo 'nyo
'vyakto 'vyaktāt sanātanaḥ
yaḥ sa sarveṣu bhūteṣu
naśyatsu na vinaśyati
"Sin embargo, hay otra naturaleza, que es eterna y trascendental a esta materia manifestada y no manifestada. Es suprema y nunca es aniquilada. Cuando todo en este mundo es aniquilado, esa parte permanece como está". (Bg. 8.20)
No podemos calcular la longitud y la anchura de este universo. Hay millones y millones de universos como este dentro de este mundo material, y por encima de este mundo material está el cielo espiritual, donde todos los planetas son eternos. La vida en esos planetas también es eterna. Esta manifestación material comprende sólo una cuarta parte de toda la creación. Ekāṁśena sthito jagat [Bg. 10.42]. Ekāṁśena significa "una cuarta parte". Tres cuartas partes de la creación están más allá de este cielo material, que está cubierto como una bola. Esta cobertura se extiende por millones y millones de kilómetros, y sólo después de atravesarla se puede entrar al cielo espiritual. Eso es cielo abierto, cielo eterno. En este verso se afirma: paras tasmāt tu bhāvo 'nyaḥ: [Bg. 8.20] "Sin embargo, hay otra naturaleza". La palabra bhāva significa otra "naturaleza". Sólo tenemos experiencia con esta naturaleza material, pero por el Bhagavad-gītā entendemos que hay una naturaleza espiritual que es trascendental y eterna. En realidad pertenecemos a esa naturaleza espiritual, porque somos espíritu, pero actualmente estamos cubiertos por este cuerpo material y, por lo tanto, somos una combinación de lo material y lo espiritual. Así como podemos entender que somos una combinación de ambas naturalezas, también debemos entender que existe un mundo espiritual más allá de este universo material. La naturaleza espiritual se llama superior y la naturaleza material se llama inferior, porque sin espíritu la materia no puede moverse.
Esto no puede entenderse mediante el conocimiento experimental. Podemos mirar millones y millones de estrellas a través de telescopios, pero no podemos acercarnos a lo que estamos viendo. De manera similar, nuestros sentidos son tan insuficientes que no podemos acercarnos a una comprensión de la naturaleza espiritual. Siendo incapaces, no debemos tratar de comprender a Dios y Su reino mediante conocimiento experimental. Más bien, tenemos que entender escuchando el Bhagavad-gītā. No hay otra manera. Si queremos saber quién es nuestro padre, simplemente tenemos que creerle a nuestra madre. No tenemos otra forma de saberlo excepto por ella. De manera similar, para entender quién es Dios y cuál es Su naturaleza, tenemos que aceptar la información que se da en el Bhagavad-gītā. No se trata de experimentar. Una vez que avancemos en conciencia de Kṛṣṇa, realizaremos a Dios y Su naturaleza. Podemos llegar a entender: "Sí, hay Dios y un reino espiritual, y tengo que ir allí. De hecho, debo prepararme para ir allí".
La palabra vyakta significa "manifiesto". Este universo material que estamos viendo (o viendo parcialmente) ante nosotros es manifiesto. Al menos por la noche podemos ver que las estrellas titilan y que hay innumerables planetas. Pero más allá de este vyakta hay otra naturaleza, llamada avyakta, que no se manifiesta. Ésa es la naturaleza espiritual, que es sanātana, eterna. Esta naturaleza material tiene un principio y un fin, pero esa naturaleza espiritual no tiene principio ni fin. Este cielo material está dentro de la cobertura del mahat-tattva, la materia. Este asunto es como una nube. Cuando hay tormenta, parece que todo el cielo está cubierto de nubes, pero en realidad sólo está cubierta una parte insignificante del cielo. Debido a que somos muy diminutos, si se recorren sólo unos pocos cientos de millas, parece que se cubre todo el cielo. Tan pronto como llega el viento y se lleva las nubes, podemos ver el cielo una vez más. Como las nubes, esta cobertura del mahat-tattva tiene un principio y un final. De manera similar, el cuerpo material, al ser parte de la naturaleza material, tiene un principio y un fin. El cuerpo nace, crece, permanece por algún tiempo, deja algunos subproductos, disminuye y luego desaparece. Cualquier manifestación material que veamos sufre estas seis transformaciones básicas. Todo lo que existe dentro de la naturaleza material, en última instancia, será vencido. Pero aquí Kṛṣṇa nos está diciendo que más allá de esta naturaleza material que se desvanece, parecida a una nube, hay una naturaleza superior, que es sanātana, eterna. Yaḥ sa sarveṣu bhūteṣu naśyatsu na vinaśyati. Cuando esta manifestación material es aniquilada, ese cielo espiritual permanece. Esto se llama avyakto 'vyaktāt.
En el Segundo Canto del Śrīmad-Bhāgavatam encontramos una descripción del cielo espiritual y de las personas que viven allí. También se analizan su naturaleza y características. De este Segundo Canto entendemos que hay aviones espirituales en el cielo espiritual, y que las entidades vivientes allí, todas liberadas, viajan como relámpagos en esos aviones por todo el cielo espiritual. Este mundo material es simplemente una imitación; Todo lo que vemos aquí es simplemente una sombra de lo que existe allí. El mundo material es como un cine, donde sólo vemos una imitación o una sombra de lo real que existe. Este mundo material es sólo una sombra. Como se afirma en el Śrīmad-Bhāgavatam (1.1.1), yatra tri-sargo 'mṛṣā: "Este mundo material ilusorio es una combinación de materia". En los escaparates vemos a menudo maniquíes, pero ninguna persona en su sano juicio cree que estos maniquíes sean reales. Puede ver que son imitaciones. De manera similar, cualquier cosa que veamos aquí puede ser hermosa, así como un maniquí puede ser hermoso, pero es simplemente una imitación de la belleza real que se encuentra en el mundo espiritual. Como dice Śrīdhara Svāmī, yat satyatayā mithya-sargo 'pi satyavat pratiyate: el mundo espiritual es real, y esta manifestación material irreal sólo parece ser real. Debemos comprender que la realidad nunca será vencida y que en esencia realidad significa eternidad. Por lo tanto, el placer material, que es temporal, no es actual; El verdadero placer existe en Kṛṣṇa. En consecuencia, aquellos que buscan la realidad no participan de este placer en la sombra.
Así, cuando todo lo que hay en el mundo material es aniquilado, esa naturaleza espiritual permanece eternamente, y el propósito de la vida humana es alcanzar ese cielo espiritual. Desafortunadamente, la gente no es consciente de la realidad del cielo espiritual. Según el Śrīmad-Bhāgavatam (7.5.31), na te viduḥ svārtha-gatiṁ hi viṣṇum: la gente no conoce sus propios intereses. No saben que la vida humana está destinada a comprender la realidad espiritual y prepararse para ser transferidos a esa realidad. Nadie puede permanecer aquí en este mundo material. Todas las Escrituras védicas nos instruyen de esta manera. Tamasi mā jyotir gama: "No permanezcas en esta oscuridad. Ve a la luz". Según el Capítulo Quince del Bhagavad-gītā (15.6),
na tad bhāsayate sūryo
na śaśāṅko na pāvakaḥ
yad gatvā na nivartante
tad dhāma paramaṁ mamá
"Esa morada Mía no está iluminada por el sol ni por la luna, ni por la electricidad. Quien llega a ella nunca regresa a este mundo material". Este mundo material es oscuro por naturaleza, y lo iluminamos artificialmente con luces eléctricas, fuego, etc. En cualquier caso, su naturaleza es oscura, pero la naturaleza espiritual está llena de luz. Cuando el sol está presente, no hay oscuridad; de manera similar, cada planeta en el cielo espiritual es autoluminoso. Por lo tanto no hay oscuridad, ni hay necesidad de sol, luna o electricidad. La palabra sūryo significa "sol", śaśāṅko significa "luna" y pāvakaḥ significa "fuego" o "electricidad". Así que estos no son necesarios en el cielo espiritual para la iluminación. Y nuevamente, Kṛṣṇa dice aquí, yad gatvā na nivartante tad dhāma paramaṁ mama: "Esa es Mi morada suprema, y quien la alcanza nunca regresa a este mundo material". Esto se afirma en todo el Bhagavad-gītā. Nuevamente, en este Capítulo Octavo (Bg. 8.21),
avyakto 'kṣara ity uktas
tam āhuḥ paramāṁ gatim
yaṁ prāpya na nivartante
tad dhāma paramaṁ mamá
"Esa morada suprema se llama no manifestada e infalible, y es el destino supremo. Cuando uno va allí, nunca regresa. Esa es Mi morada suprema". Nuevamente se utiliza la palabra avyakta, que significa "no manifiesto". La palabra akṣara significa "aquello que nunca es aniquilado" o "aquello que es infalible". Esto significa que como la morada suprema es eterna, no está sujeta a las seis transformaciones mencionadas anteriormente.
Debido a que actualmente estamos cubiertos por el manto de los sentidos materiales, no podemos ver el mundo espiritual, y la naturaleza espiritual es inconcebible para nosotros. Sin embargo, podemos sentir que hay algo espiritual presente. Incluso un hombre completamente ignorante de la naturaleza espiritual puede de alguna manera sentir su presencia. Basta analizar su cuerpo en silencio: "¿Qué soy? ¿Soy este dedo? ¿Soy este cuerpo? ¿Soy este cabello? No, no soy esto ni aquello. Soy algo más que este cuerpo. Soy algo más allá de este cuerpo. ¿Qué es eso? Eso es lo espiritual". De esta manera, podemos sentir o intuir la presencia de la espiritualidad dentro de esta materia. Podemos sentir la ausencia de espíritu cuando un cuerpo está muerto. Si somos testigos de la muerte de alguien, podemos sentir que algo está saliendo del cuerpo. Aunque no tengamos ojos para verlo, ese algo es espíritu. Su presencia en el cuerpo se explica desde el principio del Bhagavad-gītā (2.17):
avināśi tu tad viddhi
yena sarvam idaṁ tatam
vināśam avyayasyāsya
na kaścit kartum arhati
"Sabed que lo que impregna todo el cuerpo es indestructible. Nadie puede destruir el alma imperecedera".
La existencia espiritual es eterna, mientras que el cuerpo no lo es. Se dice que la atmósfera espiritual es avyakta, no manifiesta. ¿Cómo, entonces, puede manifestarse para nosotros? Hacer manifiesto lo no manifestado es este mismo proceso de conciencia de Kṛṣṇa. Según Padma Purāṇa,
ataḥ śrī-kṛṣṇa-nāmādi
na bhaved grāhyam indriyaiḥ
sevonmukhe hola jihvādau
svayam eva sphuraty adaḥ
[CC. Madhya 17.136]
"Nadie puede entender a Kṛṣṇa tal como es mediante los embotados sentidos materiales. Pero Él se revela a los devotos, complacido con ellos por el trascendental y amoroso servicio que le prestan". En este verso, la palabra indriyaiḥ significa "los sentidos". Tenemos cinco sentidos para adquirir conocimientos (ojos, oídos, nariz, lengua y piel) y cinco sentidos para trabajar (voz, manos, piernas, genitales y ano). Estos diez sentidos están bajo el control de la mente. En este verso se afirma que con estos sentidos materiales embotados, no podemos entender el nombre, la forma y demás de Kṛṣṇa. ¿Por qué es esto? Kṛṣṇa es completamente espiritual y también es absoluto. Por lo tanto, Su nombre, forma, cualidades y parafernalia también son espirituales. Debido al condicionamiento material o al cautiverio material, actualmente no podemos entender lo que es espiritual, pero esa ignorancia puede eliminarse cantando Hare Kṛṣṇa. Si una persona está durmiendo, la vibración del sonido puede despertarla. Puedes llamarlo: "¡Vamos, es hora de levantarse!" Aunque la persona está inconsciente, el oído es tan prominente que incluso una persona dormida puede despertarse con la vibración del sonido. De manera similar, dominada por este condicionamiento material, nuestra conciencia espiritual está actualmente dormida, pero puede ser revivida por esta vibración trascendental de Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare / Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare. Como se dijo antes, Hare se refiere a la energía del Señor, y Kṛṣṇa y Rāma se refieren al Señor mismo. Por lo tanto, cuando cantamos Hare Kṛṣṇa, oramos: "Oh Señor, ¡oh energía del Señor!, por favor acéptame". No tenemos otra oración que "Por favor, acéptame". El Señor Caitanya Mahāprabhu nos enseñó que simplemente debemos llorar y orar para que el Señor nos acepte. Como oró el propio Caitanya Mahāprabhu,
ayi nanda-tanuja kiṅkaraṁ
patitaṁ māṁ viṣame bhavāmbudhau
kṛpayā tava pāda-paṅkaja-
sthita-dhūlī-sadṛśaṁ vicintaya
[CC. Antya 20.32, Śikṣāṣṭaka 5]
"Oh Kṛṣṇa, hijo de Nanda, de una forma u otra he caído en este océano de nesciencia e ignorancia. Por favor, levántame y colócame como uno de los átomos a Tus pies de loto". Si un hombre ha caído al océano, su única esperanza de supervivencia es que alguien venga a recogerlo. Sólo hay que levantarlo unos centímetros por encima del agua para sentir un alivio inmediato. De manera similar, tan pronto como tomamos conciencia de Kṛṣṇa, nos elevamos y sentimos un alivio inmediato.
No podemos dudar de que lo trascendental está ahí. El Bhagavad-gītā lo habla la propia Suprema Personalidad de Dios; por lo tanto, no debemos dudar de Su palabra. El único problema es sentir y comprender lo que Él nos está diciendo. Esa comprensión debe desarrollarse gradualmente, y ese conocimiento se revelará mediante el canto de Hare Kṛṣṇa. Mediante este sencillo proceso, podemos llegar a comprender el reino espiritual, el yo, el mundo material, Dios, la naturaleza de nuestro condicionamiento, la liberación de las ataduras materiales y todo lo demás. Esto se llama ceto-darpaṇa-mārjanam [Cc. Antya 20.12], limpiando el espejo polvoriento de la mente impura.
Cualquiera sea el caso, debemos tener fe en la palabra de Kṛṣṇa. Cuando compramos un boleto en Pan American o Air India, tenemos fe en que esa compañía nos llevará a nuestro destino. La fe se crea porque la empresa está autorizada. Nuestra fe no debe ser ciega; por lo tanto debemos aceptar lo que se reconoce. El Bhagavad-gītā ha sido reconocido como escritura autorizada en la India durante miles de años, e incluso fuera de la India hay muchos eruditos, religiosos y filósofos que han aceptado el Bhagavad-gītā como autoridad. Se dice que incluso un gran científico como Albert Einstein leía el Bhagavad-gītā con regularidad. Así que no debemos dudar de la autenticidad del Bhagavad-gītā.
Por lo tanto, cuando el Señor Kṛṣṇa dice que existe una morada suprema y que podemos ir allí, debemos tener fe en que esa morada existe. Muchos filósofos piensan que la morada espiritual es impersonal o vacía. Los impersonalistas como los Śaṅkaritas y los budistas generalmente hablan de la nada, pero el Bhagavad-gītā no nos decepciona en este sentido. La filosofía del vacuismo simplemente ha creado el ateísmo, porque es la naturaleza de la entidad viviente querer disfrute. Tan pronto como piense que su futuro está vacío, intentará disfrutar de la variedad de esta vida material. Así, el impersonalismo conduce a discusiones filosóficas de salón y al apego al disfrute material. Podemos disfrutar especulando, pero no se puede derivar ningún beneficio espiritual real de tal especulación.
Bhaktiḥ pareśānubhavo viraktir anyatra ca (SB 11.2.42). Una vez que hayamos desarrollado el espíritu devocional, inmediatamente nos desapegaremos de toda clase de disfrute material. Tan pronto como un hombre hambriento come, siente satisfacción inmediata y dice: "No, no quiero más. Estoy satisfecho". Esta satisfacción es una característica del hombre consciente de Kṛṣṇa.
brahma-bhūtaḥ prasannātmā
na śocati na kāṅkṣati
samaḥ sarveṣu bhūteṣu
mad-bhaktiṁ labhate parām
"Quien está así situado trascendentalmente realiza de inmediato al Brahman Supremo. Nunca se lamenta ni desea tener nada; está igualmente dispuesto hacia toda entidad viviente. En ese estado obtiene servicio devocional puro hacia Mí". (Bg. 18.54)
Tan pronto como uno alcanza la realización espiritual, siente plena satisfacción y ya no anhela el vacilante disfrute material. Como se afirma en el Segundo Capítulo del Bhagavad-gītā (2.59),
viṣayā vinivartante
nirāhārasya dehinaḥ
rasa-varjaṁ raso 'py asya
paraṁ dṛṣṭvā nivartate
"El alma encarnada puede verse restringida del disfrute de los sentidos, aunque el gusto por los objetos de los sentidos permanece. Pero, al cesar tales ocupaciones al experimentar un gusto superior, queda fijada en la conciencia". Un médico puede decirle a un hombre enfermo: "No comas esto. No comas aquello. No tengas relaciones sexuales. No lo hagas. No lo hagas". De esta manera, un hombre enfermo se ve obligado a aceptar tantas cosas que no se deben hacer, pero por dentro piensa: "Oh, si pudiera conseguir estas cosas, seré feliz". Los deseos quedan dentro. Sin embargo, cuando uno está establecido en la conciencia de Kṛṣṇa, es tan fuerte por dentro que no experimenta el deseo. Aunque no es impotente, no quiere sexo. Puede casarse tres veces, pero aun así estar desapegado. Paraṁ dṛṣṭvā nivartate. Cuando se adquiere algo superior, uno naturalmente renuncia a todas las cosas inferiores. Lo que es superior es la Suprema Personalidad de Dios, y el ateísmo y el impersonalismo no pueden darnos eso. Sólo se alcanza mediante una devoción pura.
puruṣaḥ sa paraḥ pārtha
bhaktyā labhyas tv ananyaya
yasyāntaḥ-sthāni bhūtāni
yena sarvam idaṁ tatam
"La Suprema Personalidad de Dios, que es más grande que todo, se alcanza mediante la devoción pura. Aunque está presente en Su morada, es omnipresente y todo está situado dentro de Él". (Bg. 8.22) Las palabras puruṣaḥ sa paraḥ indican la persona suprema que es más grande que todos los demás. No se trata de una persona vacía, sino de una persona que tiene todas las características de una personalidad en su totalidad. Así como hablamos cara a cara, cuando lleguemos a la morada suprema podremos hablar con Dios cara a cara. Podemos jugar con Él, comer con Él y todo lo demás. Este estado no se adquiere mediante la especulación mental sino mediante el servicio amoroso trascendental (bhaktyā labhyaḥ). Las palabras tv ananyayā indican que este bhakti debe realizarse sin adulteración. Debe ser puro.
Aunque la Personalidad Suprema es una persona y está presente en Su morada en el cielo espiritual, está tan extendido que todo está dentro de Él. Él está tanto dentro como fuera. Aunque Dios está en todas partes, todavía tiene Su reino, Su morada. El sol puede impregnar el universo con su luz solar, pero el sol mismo es una entidad separada.
En Su morada suprema, el Señor Supremo no tiene rival. Dondequiera que estemos, encontramos una personalidad predominante. En Estados Unidos, la personalidad predominante es el presidente. Sin embargo, cuando lleguen las próximas elecciones, el Presidente tendrá muchos rivales, pero en el cielo espiritual el Señor Supremo no tiene rival. Aquellos que quieren llegar a ser rivales son colocados en este mundo material, bajo las condiciones de la naturaleza material. En el cielo espiritual no hay rivalidad y todos los habitantes del mismo son almas liberadas. Del Śrīmad-Bhāgavatam recibimos información de que sus rasgos corporales se parecen a los de dioses. En algunos de los planetas espirituales, Dios manifiesta una forma de dos brazos, y en otros manifiesta una forma de cuatro brazos. Las entidades vivientes de esos planetas tienen características correspondientes, y no se puede distinguir quién es Dios y quién no. Esto se llama liberación sārūpya-mukti, en la que uno tiene los mismos rasgos que el Señor. Hay cinco tipos de liberación: sāyujya, sārūpya, sālokya, sārṣṭi y sāmīpya. Sāyujya-mukti significa fundirse en la refulgencia impersonal de Dios, el brahma-jyoti. Hemos discutido esto y hemos concluido que el intento de fusionarse y perder la individualidad no es deseable y es muy arriesgado. Sārūpya-mukti significa alcanzar un cuerpo exactamente igual al de Dios. Sālokya-mukti significa vivir en el mismo planeta que Dios. Sārṣṭi-mukti significa tener la opulencia de Dios. Por ejemplo, Dios es muy poderoso y nosotros podemos llegar a ser poderosos como Él. Eso se llama sārṣṭi. Sāmīpya-mukti significa permanecer siempre con Dios como uno de Sus asociados. Por ejemplo, Arjuna siempre está con Kṛṣṇa como Su amigo, y esto se llama sāmīpya-mukti. Podemos alcanzar cualquiera de estos cinco tipos de liberación, pero de esos cinco, la filosofía vaiṣṇava rechaza la fusión de sāyujya-mukti con el brahma-jyoti. Según la filosofía vaiṣṇava, adoramos a Dios tal como Él es y conservamos nuestra identidad separada eternamente para poder servirle. Según la filosofía māyāvāda, el impersonalismo, uno intenta perder su identidad individual y fundirse en la existencia del Supremo. Sin embargo, eso es una política suicida y Kṛṣṇa no lo recomienda en el Bhagavad-gītā.
Esto también fue rechazado por el Señor Caitanya Mahāprabhu, quien propugnaba la adoración en separación. Como se dijo antes, el devoto puro ni siquiera quiere la liberación; simplemente pide seguir siendo devoto de Kṛṣṇa nacimiento tras nacimiento. Ésta es la oración del Señor Caitanya Mahāprabhu, y las palabras "nacimiento tras nacimiento" indican que no hay liberación. Esto significa que al devoto no le importa si está liberado o no. Él simplemente quiere ocuparse en el proceso de conciencia de Kṛṣṇa, servir al Señor Supremo. Querer siempre participar en el amoroso servicio trascendental de Dios es síntoma de devoción pura. Por supuesto, dondequiera que esté un devoto, permanece en el reino espiritual, aunque esté en el cuerpo material. Por su parte, no exige ninguno de los cinco tipos de liberación, ni nada por su superioridad o comodidad personal. Pero para asociarnos con Dios en los planetas espirituales, uno debe volverse Su devoto puro.
Para aquellos que no son devotos puros, el Señor Kṛṣṇa explica en qué momentos se debe abandonar el cuerpo para alcanzar la liberación.
yatra kāle tv anāvṛttim
āvṛttiṁ caiva yoginaḥ
Prayātā yānti taṁ kālaṁ
vakṣyāmi bharatarṣabha
"Oh, el mejor de los Bhāratas, ahora te explicaré los diferentes momentos en los que, al dejar este mundo, uno regresa o no". (Bg. 8.23) En la India, a diferencia de Occidente, es común que los astrólogos hagan cálculos minuciosos de la situación astronómica en el momento del nacimiento. De hecho, el horóscopo de una persona se lee no sólo cuando nace sino también cuando muere, para determinar cuál será su situación en la próxima vida. Todo esto se puede determinar mediante cálculos astrológicos. En este verso, el Señor Kṛṣṇa acepta esos principios astrológicos, confirmando que si uno deja su cuerpo en un momento determinado, puede alcanzar la liberación. Si uno muere en un momento, puede ser liberado, o si muere en otro momento, puede que tenga que regresar al mundo material. Todo es una cuestión de "azar", pero esa oportunidad de una manera u otra es la que uno tiene. Para el devoto, sin embargo, no es cuestión de azar. Cualquiera que sea la situación astrológica, al devoto consciente de Kṛṣṇa se le garantiza la liberación. Para otros, existen posibilidades de que, si abandonan su cuerpo en un momento determinado, alcancen la liberación y entren en el reino espiritual, o renazcan.
agnir jyotir ahaḥ śuklaḥ
ṣaṇ-māsā uttarāyaṇam
tatra Prayātā gacchanti
brahma brahma-vido janāḥ
"Aquellos que conocen al Supremo Brahman fallecen del mundo durante la influencia del dios ardiente, en la luz, en un momento auspicioso, durante la quincena de la luna y los seis meses en que el sol viaja por el norte". (Bg. 8.24) Como todos sabemos, los movimientos del sol son diferentes: seis meses está al norte del ecuador y seis meses está al sur. Según los cálculos védicos, el Sol también se mueve, y en el Śrīmad-Bhāgavatam se nos informa que está situado en el centro del universo. Así como todos los planetas se mueven, el sol también se mueve a una velocidad calculada en dieciséis mil millas por segundo. Si una persona muere cuando el sol está en el hemisferio norte, puede alcanzar la liberación. Ése no es sólo el veredicto del Bhagavad-gītā, sino también de otras Escrituras.
dhūmo rātris tathā kṛṣṇaḥ
ṣaṇ-māsā dakṣiṇāyanam
tatra cāndramasaṁ jyotir
yogī prāpya nivartate
"El místico que desaparece de este mundo durante el humo, la noche, la quincena sin luna, o en los seis meses en que el sol pasa hacia el sur, o que llega al planeta luna, vuelve nuevamente." (Bg. 8.25) Nadie puede decir cuándo va a morir, y en ese sentido el momento de la muerte es accidental. Sin embargo, para un devoto consciente de Kṛṣṇa, no se trata de "accidentes".
śukla-kṛṣṇe gatī hy ete
jagataḥ śāśvate compañero
ekayā yāty anāvṛttim
anyayāvartate punaḥ
"Según los Vedas, hay dos maneras de salir de este mundo: una en la luz y otra en la oscuridad. Cuando uno pasa en la luz, no regresa; pero cuando uno pasa en la oscuridad, regresa". (Bg. 8.26) Ācārya Baladeva Vidyābhūṣaṇa cita la misma descripción de la partida y el regreso del Chāndogya Upaniṣad. De esa manera, aquellos que son trabajadores fruitivos y especuladores filosóficos desde tiempos inmemoriales van y vienen constantemente. En realidad, ellos no alcanzan la salvación suprema, porque no se entregan a Kṛṣṇa.
naite sṛtī partha jānan
yogī muhyati kaścana
tasmāt sarveṣu kāleṣu
yoga-yukto bhavārjuna
"Los devotos que conocen estos dos senderos, oh Arjuna, nunca se desconciertan. Por lo tanto, mantente siempre fijo en la devoción". (Bg. 8.27) Aquí el Señor confirma que no hay "posibilidades" para quien practica bhakti-yoga. Su destino es seguro. No importa si muere cuando el sol está en el hemisferio norte o sur. Como ya hemos dicho, si uno piensa en Kṛṣṇa en el momento de la muerte, inmediatamente será trasladado a la morada de Kṛṣṇa. Por eso, Kṛṣṇa le dice a Arjuna que permanezca siempre en conciencia de Kṛṣṇa. Esto es posible mediante el canto de Hare Kṛṣṇa. Puesto que Kṛṣṇa y Su reino espiritual no son diferentes, al ser absolutos, Kṛṣṇa y Su vibración sonora son lo mismo. Simplemente con hacer vibrar el nombre de Kṛṣṇa podemos disfrutar de la asociación con Kṛṣṇa. Si caminamos por la calle cantando Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa también irá con nosotros. Si caminamos por la calle y miramos al cielo, es posible que veamos que el sol o la luna nos acompañan. Recuerdo que hace unos cincuenta años, cuando yo era cabeza de familia, mi segundo hijo, que en ese momento tenía unos cuatro años, caminaba conmigo por la calle y de repente me preguntó: "Padre, ¿por qué se pone la luna?". ¿con nosotros?"
Si un objeto material como la Luna tiene el poder de acompañarnos, seguramente podemos entender que el Señor Supremo, que es todopoderoso, siempre puede permanecer con nosotros. Siendo omnipotente, Él siempre puede hacernos compañía, siempre que nosotros también estemos calificados para hacerle compañía. Los devotos puros siempre están sumergidos en el pensamiento de Kṛṣṇa y siempre recuerdan que Kṛṣṇa está con ellos. El Señor Caitanya Mahāprabhu ha confirmado la naturaleza absoluta de Kṛṣṇa en Su Śikṣāṣṭaka (verso 2):
nāmnām akāri bahudhā nija-sarva-śaktis
tatrārpitā niyamitaḥ smaraṇe na kālaḥ
etādṛśī tava kṛpā bhagavan mamapi
durdaivam īdṛśam ihājani nānurāgaḥ
"Mi Señor, oh Suprema Personalidad de Dios, en Tu santo nombre está toda la buena fortuna para la entidad viviente, y por eso tienes muchos nombres, tales como Kṛṣṇa y Govinda, mediante los cuales Te expandes. Has invertido todas Tus potencias en Esos nombres, y no existen reglas estrictas para recordarlos. Mi querido Señor, aunque Tú otorgas tanta misericordia a las almas caídas y condicionadas al enseñar liberalmente Tus santos nombres, soy tan desafortunado que cometo ofensas mientras canto los santo nombre y, por lo tanto, no logro apegarme al canto".
Podemos hacer el esfuerzo de gastar una gran cantidad de dinero e intentar construir o establecer un templo para Kṛṣṇa, pero si lo hacemos debemos observar muchas reglas y regulaciones y velar adecuadamente por la administración del templo. Pero aquí se confirma que simplemente por cantar, cualquier hombre puede tener el beneficio de estar en compañía de Kṛṣṇa. Así como Arjuna obtiene beneficios al estar en el mismo carro con el Señor Śrī Kṛṣṇa, nosotros también podemos beneficiarnos al asociarnos con Kṛṣṇa mediante el canto de Sus santos nombres: Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare / Hare. Rāma, Hare Rāma , Rāma Rāma, Hare Hare. Este mahā-mantra no es mi invención personal, sino que está autorizado por el Señor Caitanya Mahāprabhu, a quien se considera no sólo una autoridad sino también la encarnación del propio Señor Śrī Kṛṣṇa. Fue el Señor Caitanya Mahāprabhu quien dijo: "Oh Señor, Tú eres tan bondadoso con la gente de este mundo material que Te expandes en Tu santo nombre para que puedan asociarse contigo".
Aunque el mahā-mantra está en idioma sánscrito y muchas personas desconocen su significado, sigue siendo tan atractivo que la gente participa cuando se canta en público. Cuando cantamos el mahā-mantra, estamos completamente seguros, incluso en esta posición tan peligrosa. Siempre debemos ser conscientes de que en este mundo material siempre estamos en una posición peligrosa. El Śrīmad-Bhāgavatam confirma: padaṁ padaṁ yad vipadāṁ na teṣām [SB 10.14.58]. En este mundo, hay peligro a cada paso. Sin embargo, los devotos del Señor no deben permanecer en este lugar miserable y peligroso. Por lo tanto, mientras estemos en esta forma humana, debemos tener cuidado de avanzar en la conciencia de Kṛṣṇa. Entonces nuestra felicidad estará asegurada.